miércoles, 25 de abril de 2012

¿Eres Competente?


En una era que avanza a pasos agigantados, nuestra supervivencia y la de nuestra familia y amigos depende en gran medida de la competencia general de los demás. En el mercado, en las ciencias, en las humanidades y en el gobierno, la incompetencia puede amenazar la vida y el futuro de unas cuantas personas o de muchas.

El hombre siempre ha tenido un impulso por controlar su destino. La superstición, la propiciación a los dioses adecuados, las danzas rituales antes de una cacería, pueden considerarse como esfuerzos por controlar el destino, sin importar lo débiles o vanos que sean.

No fue sino hasta que el hombre aprendió a pensar, a valorar los conocimientos y a aplicarlos con habilidad competente, que empezó a dominar su medio ambiente. En ocupaciones y actividades comunes, el hombre respeta la destreza y la habilidad; la prueba de la verdadera competencia es el resultado final.

El hombre sobrevive en la medida en que es competente; perece en la medida en que es incompetente. Estimula el logro de la competencia en cualquier ocupación que valga la pena; felicítala y prémiala siempre que la encuentres.

Exige estándares altos de rendimiento; la prueba de una sociedad es si tú, tu familia y tus amigos pueden vivir en ella con seguridad.

Los ingredientes para ser competente incluyen la Observación, el Estudio y Práctica.

Mira

Observa lo que ves, no lo que otro dice que estás viendo.

Lo que observas es lo que tú observas. Mira directamente los objetos, la vida y las personas, no los mires a través de una nube de prejuicio, una cortina de miedo o la interpretación de otros.

En lugar de discutir con los demás, hazlos ver. Se pueden penetrar las mentiras más flagrantes, se pueden exponer los mayores engaños, se pueden resolver los acertijos más intrincados y pueden ocurrir las revelaciones más extraordinarias, si sólo le pides a alguien, con gentileza, que observe.

Cuando alguien encuentra todo demasiado confuso y difícil de soportar, cuando está perdiendo el juicio, sólo haz que de  un paso atrás y observe.

Por lo general, lo que encuentra es muy obvio cuando lo ve; después podrá seguir adelante y resolver la situación. Pero si no lo observa por sí mismo, si no lo mira, puede serle un poco irreal y todas las instrucciones, órdenes y castigos del mundo no podrán resolver su confusión.

Aunque se le puede indicar a la persona en qué dirección mirar y se le puede sugerir que se mire, las conclusiones dependen de ella.

La verdadera competencia se basa en la habilidad para observar que tiene la persona. Con eso como realidad, sólo entonces puede ser diestra y estar segura.

Aprende

¿En alguna ocasión alguien tuvo información falsa sobre ti? ¿Esto te causó problemas?

Eso te dará una idea del caos que puede causar la información falsa; también podrías tener información falsa sobre otros.

Separar lo falso de lo verdadero conduce a la comprensión.

Existe mucha información falsa y la fabrican personas con malas intenciones para lograr sus propósitos. Parte de ella viene de la simple ignorancia de los hechos y puede obstaculizar la aceptación de información verdadera.

El proceso principal del aprendizaje consiste en inspeccionar la información disponible, separando lo verdadero de lo falso, lo importante de lo que no lo es, y llegar así a conclusiones propias que se pueden aplicar. Al hacer esto, se avanza mucho en el camino a ser competente.

La prueba de cualquier “verdad” es si es verdad para ti. Si cuando recibes un conjunto de datos, aclaras cualquier palabra que no entiendas por completo y analizas la situación, pero aún así la información no parece ser verdadera, entonces no lo es en lo que a ti respecta. Recházala.

Si lo deseas, profundiza más y concluye cuál es la verdad para ti; después de todo, tú eres quien deberá emplearla o no, quien deberá pensar o no con ella. Si aceptas a ciegas “hechos” o “verdades” sólo porque se te dice que debes aceptarlos, “hechos” o “verdades” que no te parecen verdaderos o que te parecen falsos, el resultado final puede ser desdichado. Es el callejón que lleva al basurero de la incompetencia.

Otro aspecto del aprendizaje sólo exige memorizar datos; por ejemplo, tablas y fórmulas matemáticas, la secuencia en que se deben oprimir algunos botones. Pero aun en la simple memorización, se debe conocer el propósito del material, y cuándo y cómo emplearlo.

El proceso de aprendizaje no es sólo apilar información sobre más información; es alcanzar una nueva comprensión y mejores maneras de hacer algo.

De hecho, los que progresan en la vida nunca dejan de estudiar y aprender. El ingeniero competente se mantiene actualizado; el buen atleta revisa continuamente los avances en su deporte; todo profesional tiene a su disposición muchos libros de texto y los consulta.

Es muy arrogante el que cree que ya no tiene nada que aprender en la vida. Es un individuo peligrosamente ciego el que no puede deshacerse de sus prejuicios e información falsa, y reemplazarlos con hechos y verdades que podrán ayudarlo mejor en su vida y en la de todos los demás.

Existen formas de estudiar de tal manera que uno realmente aprenda y pueda emplear lo que se aprende. En pocas palabras, debes tener un maestro y textos que sepan de lo que tratan, debes aclarar todas las palabras que no entiendas por completo, consultar otras referencias y el escenario del tema; debes encontrar la información falsa que pudieras tener y separarla de la verdadera, tomando en cuenta lo que ahora consideras verdad. El resultado final será certeza y el potencial de ser competente. De hecho, puede ser una experiencia tan resplandeciente y satisfactoria como escalar una montaña peligrosa a través de zarzas, hasta llegar a la cumbre para descubrir una visión nueva de todo el amplio mundo.

Una característica del gobierno que se ha vuelto criminal (como ha sucedido algunas veces en la historia) es que sus líderes no pueden aprender; los archivos y el sentido común pueden decirles que el desastre sigue a la opresión; incluso se han requerido revoluciones violentas para resolver esto o una Segunda Guerra Mundial para deshacerse de un Hitler, y esos fueron sucesos muy desdichados para la humanidad. Esas personas no aprendieron, se deleitaron con información falsa; rechazaron toda evidencia y toda verdad, y fue necesario destruirlas.

Una multitud de problemas sociales y personales surgen de la inhabilidad para aprender o de negarse a hacerlo. Si no podemos hacer que quienes nos rodean estudien y aprendan, nuestro trabajo puede ser más difícil y excesivo, y nuestro potencial de supervivencia puede reducirse mucho.

Podemos ayudar a otros a estudiar y a aprender por ellos mismos si tan solo ponemos a su alcance la información que deberían tener. Podemos ayudar con sólo reconocer lo que han aprendido, apreciando cualquier demostración de mayor competencia. Si lo deseamos, podemos hacer algo más: podemos apoyar a otros ayudándolos, sin discutir, a encontrar información falsa; ayudándolos a encontrar y aclarar palabras que no hayan entendido; ayudándolos a encontrar y resolver las razones por las que no estudian y aprenden.

Como la vida es, en su mayor parte, ensayos y errores, en lugar de reprender a aquel que comete un error, averigua por qué lo cometió y ve si puede aprender algo de él.

En ocasiones te podría sorprender que con sólo hacer que una persona estudie y aprenda seas capaz de desenredar su vida; estoy seguro de que puedes pensar en muchas maneras de hacerlo. Y creo que encontrarás que las mejores son las que incluyen bondad. El mundo ya es suficientemente brutal para las personas que no pueden aprender.

Practica

El aprendizaje rinde frutos cuando se aplica. Por supuesto, se puede buscar la sabiduría por sí misma: existe en ella cierta belleza. Pero, a decir verdad, nunca sabremos si somos sabios o no hasta ver los resultados de tratar de aplicarla.

Cualquier actividad, habilidad o profesión, sin importar lo bien que se haya estudiado, finalmente se enfrenta a esta prueba decisiva: ¿podemos HACERLO? Y hacerlo requiere práctica.

Nuestras habilidades y destrezas deben elevarse al nivel de velocidad de la era en que vivimos, y eso se logra con la práctica.

Si no se planea cada accion que se llevará a cabo para hacer algo y luego se repite una y otra vez hasta poder hacerlo sin pensar y hacerlo con velocidad y precisión, podemos preparar el escenario para tener accidentes.

A veces encontramos que no podemos aplicar lo que hemos aprendido. De ser así, los errores se atribuyen al estudio inadecuado, al maestro o al texto. Leer las instrucciones es una cosa, y a veces es algo totalmente distinto aplicarlas.

Es lamentable, en particular en una sociedad en que la tecnología alcanza altas velocidades, que no todas las actividades se expliquen de manera adecuada en textos que se puedan entender, pero eso no debe detenernos. Cuando haya textos buenos, valóralos y estúdialos bien; cuando no, reúne los datos disponibles, estúdialos y descubre lo que falta.

La teoría y la información florecen sólo cuando se aplican y se aplican con práctica.

Estamos en peligro cuando quienes nos rodean no practican sus habilidades hasta realmente poder HACERLAS. Existe una vasta diferencia entre “bastante bien” y hacerlo con la habilidad y destreza de un profesional. Ese abismo se supera con la práctica.

Haz que las personas observen, estudien, lo resuelvan y luego lo hagan. Y cuando lo hagan bien, haz que practiquen, practiquen, practiquen, hasta que lo puedan hacer como profesionales.

Existe mucho gozo en la habilidad, en la destreza y en moverse rápido: sólo puede hacerse con seguridad cuando se tiene la práctica.

Exitos!!

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