Descubrimientos recientes, realizados mediante sondas espaciales a Venus, muestran que nuestro mundo podría deteriorarse hasta un punto en que ya no pueda sustentar la vida, y esto podría suceder durante nuestra vida.
Si se talan demasiados bosques, se contaminan demasiados ríos y mares, si se ensucia la atmósfera, ése será nuestro fin. La temperatura de la superficie de la Tierra puede llegar a ser demasiado alta, la lluvia puede convertirse en ácido sulfúrico; todos los seres vivos podrían morir.
Podríamos preguntarnos: “Aunque eso fuera verdad, ¿qué podría yo hacer al respecto?” Bueno, aunque sólo mostráramos desacuerdo cuando la gente hace algo que dañe al planeta, estaríamos haciendo algo al respecto. Aunque sólo sostuviéramos la opinión de que simplemente no es bueno arruinar el planeta y expresáramos esa opinión, estaríamos haciendo algo.
El cuidado del planeta empieza en el jardín de nuestra casa; de allí se extiende a la zona por la que pasamos para llegar a la escuela o al trabajo, abarca los lugares a los que vamos a comer en el campo o en vacaciones. La basura que ensucia el terreno y el agua, el incremento de matorrales muertos que provocan incendios son situaciones con las que no debemos contribuir. Por otra parte, podríamos hacer algo para evitarlas en nuestros ratos libres; plantar un árbol puede parecer poco importante, pero es algo.
En algunos países, la gente de edad avanzada y los desempleados no sólo se sientan por ahí a desmoralizarse; se les emplea para cuidar jardines, parques y bosques; para recoger basura y añadir algo de belleza al mundo. No faltan recursos para cuidar el planeta y por lo general se ignoran.
Fue evidente que el Cuerpo Civil para la Conservación (C. C. C.) que se organizó en Estados Unidos en la década de 1930 para absorber las energías de los oficiales desempleados y de los jóvenes, fue uno de los pocos proyectos, si no el único en esa época de depresión, que creó mucha más riqueza para el Estado de lo que se gastó en él. Reforestó grandes zonas y llevó a cabo otros proyectos valiosos que cuidaron esa parte del planeta que corresponde a los Estados Unidos.
Vemos que el C. C. C. ya no existe. Podemos hacer algo tan simple como añadir nuestra opinión de que ese tipo de proyectos son valiosos, y apoyar a los líderes de opinión y a las organizaciones que trabajan para mejorar el medio ambiente.
No carecemos de tecnología, pero ésta y su aplicación cuestan dinero. El dinero está disponible cuando se siguen políticas económicas sensatas, políticas que no castigan a todo el mundo; existe este tipo de políticas.
Es mucho lo que la gente puede hacer para ayudar a cuidar el planeta; empieza con la idea de que debemos hacerlo, progresa al sugerir a otros que deberían hacerlo.
El hombre ha alcanzado la capacidad potencial para destruir el planeta; se le debe impulsar para que llegue a la capacidad y a las acciones para salvarlo. Después de todo, es sobre lo que estamos parados.
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