Este articulo muy interesante lo extraje de la web Genbetadev, para compartirlo con ustedes.
Un desarrollador siente la inquietud de continuar construyendo una realidad profesional, viéndose abocado a plantearse en algún momento la evolución desde construcción a organización.
De becario a Arquitecto
La carrera profesional del desarrollador de aplicaciones software en nuestro país es marcada directamente por el coste laboral. Si bien esto ha sido una enorme fuente de negocio y beneficios para el mercado primordialmente basado en las consultorías (alquiler de mano de obra), también ha generado una distorsión en donde la calidad y el talento son criterios secundarios, a favor de los años de experiencia que son “vendibles”, y por ende, imputables a un proyecto.
Así los escalones están compuestos, de forma general, por:
- Becario. Figura poco utilizada ya que representa un coste importante en formación y en el futuro profesional tiene mucho riesgo de no aportar ningún beneficio. Solamente a los más válidos se le ofrece integrarse en plantilla.
- Programador junior. Prácticamente un becario en plantilla y pagado. El sueldo suele ser muy bajo y no se debiera esperar que sea productivo. Se le introduce en equipos o trabajos para que se vaya autoformando.
- Programador. A partir de uno o dos años de experiencia, para muchas empresas, ya se espera que sea productivo y que se integre en equipos
- Programador senior. A partir de los tres años, más o menos, se considera que ya es alguien que sabe enfrentarse a prácticamente cualquier cosa y de sacar un proyecto adelante.
- Analista programador. Un programador sénior de unos cinco años de experiencia, que ya es capaz de realizar análisis funcionales, tomar decisiones por si mismo o, incluso, ser el líder de un equipo.